Babysitting [Lagen Watatsumi;Privado]

Salió de su habitación enfundada en una túnica roja con motivos dorados y el cabello adornado con una llama de oro, símbolo de que pertenecía a la familia real de la nación del fuego. Miró a los lados antes de suspirar aliviada, no habían moros en la costa. Era temprano en la mañana, pero ya había desayunado. Era habitual para ella hacerlo en su habitación ya que a esa hora su padre estaba ocupado y su madre haciendo diligencias, por lo que preparar un desayuno en el comedor familiar le parecía excesivo. Su hermano siempre la había acompañado, pero ahora... Sacudió la cabeza y siguió caminando por el largo pasillo. Al menos seguía en contacto con él.

Se dirigía a los jardines, específicamente a una explanada cercana a un largo interior del palacio. Tres veces a la semana entrenaba con su fuego control, y aquél día era uno de ellos. Llevaba consigo un pergamino donde se explicaba la teoría de cierta técnica que deseaba aprender: Rayos. Sólo los más avanzados podían hacerlos - Su padre y su hermano entre ellos - pero ella aun seguía teniendo problemas. Giró la cabeza para cerciorarse de que nadie la seguía, pero por alguna razón, tenía un mal presentimiento.

Camine a través del palacio observando todas las decoraciones de este, definitivamente se notaba una gran diferencia con la tribu agua en cada pequeño detalle. Fuego y Agua ¿Acaso podían chocar más de lo que ya lo hacían? Realmente entre más cosas sucedían más me convencía de que así era, pero al menos por el momento había logrado manejarme bien en este ambiente, fingiendo ser uno de ellos. La idea atravesó mi cerebro causando que apretara disimuladamente el puño al pensarlo, uno de ellos, lo que menos quería llegar a ser realmente.

Unos pasos se escucharon a lo lejos interrumpiendo mis pensamientos, lentamente me asome observando a la princesa observar hacia atrás para mi buena suerte, logrando así que no me viera a mí. Me plante delante de ella cruzándome de brazos mientras la observaba -¿A dónde se dirige princesa?- pregunte antes de que volteara a verme, en ocasiones odiaba mi trabajo, me sentía como la niñera de ella, pero en momentos como este, debía decir que me divertía un tanto.

Se quedó congelada en la misma posición en la que se encontraba al escuchar esa voz. Mierda. Atrapada. Volvió la cabeza lentamente con una cara de fastidio al reconocer al chico que se encontraba frente a ella - Se supone que no debes estar levantado tan temprano - señaló con los ojos entrecerrados. Su plan había sido perfecto, ¿Cómo había salido mal?. Siempre salía a la misma hora, y ese día justamente para evitarlo, había hecho el esfuerzo de levantarse una hora más temprano que de costumbre. Obviamente al castaño frente a ella no le había comentado acerca de aquél cambio, así que no sabía que había podido haber salido mal.

Se cruzó de brazos y empezó a mover el pie de arriba hacia abajo, produciendo un sonido contra el mármol -¿Y bien? ¿Me vas a dejar pasar o tengo que incendiarte para que te muevas? - rodó los ojos al terminar de hablar y esquivo al castaño antes de seguir caminando. Odiaba tener un guardaespaldas. Aun no sabía de quien había sido la idea de que tuviese uno, pero de repente había aparecido ese tipo y no se le despegaba en todo el día. Con esos pensamientos dio la vuelta en el pasillo y se ocultó tras una columna. Mejor perderlo a tener que soportarlo.

Si no fuera porque tenía que mantener seriedad durante el dia hubiera terminado riendo ante mi victoria ¿Acaso sabia ella a que hora me levantaba? Claramente siempre era temprano, mucho mas temprano que ella para poder encontrarla en momentos como este o “momentos de peligro” los cuales dudaba que fuera a tener con las cosas como iban aun. Me encogí de hombros ante su pregunta, no le diría a que hora me despertaba, no me convenía para nada.

Cuando no ella con aquella actitud de princesa mimada, esto de fingir que no manejaba ningún elemento podía ser hostigante con ese tipo de comentarios. Observe como me esquivo largando un suspiro ¿Qué había hecho para merecer esto? Bien habían dicho que en el camino de la venganza había que cavar dos tumbas, y si bien esto no era la muerte claramente se le parecía de sobremanera. Segui a “la princesa” en la dirección que había tomado apoyándome sobre mi costado –para no apoyarme en el arco- en una de las muchas columnas que habían ¿Dónde diablos se había metido? –¿Vas a seguir jugando a la niña escurridiza o vas a dejar que haga mi trabajo?- ¿Por qué demonios no había pedido ser guerrero?

Hizo un gesto de victoria. ¡Éxito! No sabía donde estaba así que podía largarse de ahí sin ser notada. Ella se largaba de ahí, aunque antes ella tenía que tener la última palabra - Neeh, prefiero que no hagas tu trabajo, a lo mejor y consigo que te despidan - comentó riéndose después de ello y empezó a darle la vuelta a la columna en la que estaba. Echó un vistazo sobre su hombro, por alguna razón la voz del castaño le había sonado demasiado cerca pero quizás aquello había sido producido por algún eco, quien sabe.

Comenzó a caminar más rápido - ¿Quién diablos se tomaba la molestia de hacer columnas tan grandes? - para chocar contra algo - Pero que... - La espalda del chico. Al verse descubierta hizo lo primero que se le vino a la mente. Correr en dirección contraria - ¡Yo mejor me vooooooooooy! - aulló sin parar de correr hacia una ventana en la cual se visualizaban los jardines. Apoyó ambas manos en el marco de ésta y salió por ahí dando un giro con ayuda de algunas llamas que salieron de sus manos.

Apreté mis labios con fuerza para no responder a su comentario. Realmente, si antes había odiado a los de la nación del fuego, esta mujer no ayudaba para cambiar mi opinión, pero alto ¿su voz se estaba acercando mientras hablaba? La pregunta se respondió por si sola al sentir el choque de ella contra mi. Que torpe, con razón su padre me tenia cuidándola.

Arquee una ceja al observarla correr ¿Esto era en serio? Bueno, este juego lo podíamos jugar dos personas y el saltar de aquella ventana sin más, no era problema para mí si lograba hacerlo correctamente. Niña mimada, negué con la cabeza al verla caer correctamente y por alguna extraña razón me sentí ¿Aliviado? Joder, este trabajo ya me estaba afectando. Tomando impulso con mis manos de la misma manera salte de la ventana, sentí el momento en el que mis pies tocaron el suelo haciendo que inmediatamente doblara mis rodillas para no lastimarme. Apoye mi mano en la grama para regresar a mi posición normal mientras negaba con la cabeza y corría a ella tomando su brazo. –ya veo porque me contrataron. Mencione largando un suspiro.

Apenas se había alejado unos cuantos pasos antes de sentir la mano del chico en su brazo, haciéndola voltearse hacia él - Que diablos estás insinuando con eso - masculló agitando el brazo para que la soltara. Llevó su mano contraria hacia el mismo lugar donde segundos antes había estado la mano del chico para frotarlo. No la había sujetado fuerte ni nada por el estilo, pero intentaba quitar el molesto cosquilleo que sentía en la piel, a pesar de que la túnica la cubría.

Frunció el ceño al caer en cuenta de lo que hacia y volvió a dejar el brazo cayendo a un costado de ella. Tratando de idear algo, sus pies comenzaron a moverse hacia el camino que llevaba al interior del palacio, sabiendo que él la seguiría como si fuera su sombra. Resopló al pensar eso. Casi casi sentía en la muñeca el grillete que la unía a él con una cadena invisible. Uno de los guardias que se encontraban parados a los lados de la puerta le hizo una reverencia antes de dejarla pasar, momento que aprovecho. Sus manos se dirigieron a los hombros de éste y con un movimiento fluido lo empujo hacia su guardaespaldas. El Intento de huir número dos apenas comenzaba y ella corría de nuevo por el pasillo, dando vuelta en la esquina próxima para perderlo.

Por unos segundos, tan solo por unos segundos llegue a pensar que la carrera del día había terminado ¿Acaso nunca se cansaba? Pues no paso mucho tiempo cuando demostró que aun tenía muchos problemas más que dar por el día de hoy. La misma manera de pensar que ya se había calmado causo que mi guardia estuviera demasiado baja. Una vez reaccione el guardia ya venía cayendo en mi dirección, haciendo que lograra moverme tan solo lo suficiente como para sentir el impacto pero no caer por culpa de este. Tiempo, quizás hubiese sido mejor atraparlo ¿No? Bueno, al menos alguien de la nación del fuego había terminado golpeándose, lo cual inevitablemente me hizo sonreír segundos antes de empezar a corren en busca de Akemi.

Corrí detrás de ella por el pasillo lo más rápido que podía, esta mujer me estaba matando de a pocos al paso que íbamos. Me detuve al momento de observar a donde había cruzado, logrando verla aun haciendo que corriera lo más rápido posible en su dirección. Si tan solo pudiera taclearla y tirarla al piso, eso sería demasiado útil…aunque quizás el piso no era necesario. Tomando impulso me lanze para taclearla y acorralara contra la pared más cercana. -¿Nunca te cansas de hacer eso?- pregunte justo antes de notar un pequeño detalle, estaba muy cerca de ella, quizás demasiado, ¿Era mi imaginación o hacia calor en el lugar? Seguramente había sido por correr tanto, y para evitar que siguiera pasando como pude amarre a Akemi a mi.

Sonrió para sí misma, pensando tontamente que ya estaba fuera de su alcance. Grave error, pues a los pocos segundos ya se encontraba de espaldas contra la pared y el chico aprisionándola con su cuerpo para que no pudiese escapar. Boqueó como un pez al caer en cuenta de la posición en la que estaban, y de alguna forma sintió que su cuerpo estaba en llamas. ¿Acaso había descubierto alguna manera secreta de poder hacer fuego control con todo el cuerpo? Porque parecía. Quizás si alguien en la distancia los viera, vería a un chico a una cosa con forma humana totalmente roja, total, su cabello había sido un comienzo.

De repente sintió algo en la muñeca y bajó la vista. Estaba de broma - ¿QUÉ CREES QUE HACES? - No había necesidad. Se estaba quedando con ella. ¿La estaba atando a él? ¿Era en serio? Comenzó a mover el brazo bruscamente tratando de que el nudo que había hecho el chico se deshiciera. Inútil. Al parecer había sido pescador en alguna otra vida porque parecía un nudo marinero. Le echó mala cara antes de volver a hablar - Te ordeno que me sueltes - dijo en tono imperativo. Sin dejarlo contestar, se salió de la prisión en la que había estado e intentó caminar, con la barbilla bien alta, tratando de hacer una salida digna, sólo para terminar yéndose para atrás, quedando ésta vez su espalda contra el pecho masculino.

Un nudo exitoso, más de algo sabía sobre ellos. Si bien no era un experto, en mas de alguna ocasión los había hecho para alguna idiotez mía ¿Quién diría que serviría para algo como esto? Claro, en mi opinión tener que cuidar a la princesa no era el trabajo más productivo del mundo pero darle un mejor uso que hacer una broma había sido un buen avance. No vi necesario responder a su pregunta, una vez el nudo estuvo hecho era más que obvia mi intención con estos, razón por la cual una sonrisa ladeada se dibujo en mi rostro, debía admitir que por alguna razón este tipo de cosas me resultaba divertido.

Sentí el jalón que me metió cuando intento alejarse de mí, seguido del pequeño choque haciendo que mi mano libre se dirigiera a su brazo para sostenerla como reflejo para que no se cayera. ¿Había sido un reflejo? Entonces ¿Por qué demonios sentía que mi mano había hormigueado levemente al tomarla del brazo? Una corriente de electricidad, directa a mi rostro y ahora mis mejillas habían combinado con las de ella anteriormente ¿Por qué pensaba que se había visto linda así? ¡Si ella era más que insoportable! Al sentir el aroma de ella tan cerca a mí nublando mis sentidos fue cuando reaccione de que tenerla tan cerca era ¡la peor idea del mundo! Tontos encantos. Me aleje lo más que la cuerda que había puesto me permitió desviando la mirada –No me has dejado otra opción así que nos quedaremos de esta manera- ¿Qué diablos había pasado? Negué con la cabeza levemente volviendo a la normalidad de siempre, era una maestra fuego, se supone que debía odiarla.

Parpadeó varias veces como si con eso pudiese caer en cuenta de lo que pasaba, y la mano del castaño, sujetando su brazo para ayudarla a no caerse, provocaba todo lo contrario, o al menos eso le hacía a sus sentidos. Como si el hechizo hubiese terminado, Lagen se apartó de ella y comenzó a hablar. Aquello la hizo fruncir el ceño. ¿Así que había sido SU culpa que estuviesen unidos por una cuerda? - No soy un cachorro de perro oso polar para que me pongas una correa - dijo recordando una visita a la tribu norte del agua cuando era más pequeña. Frunció los labios y antes de que pudiese hacer o decir otra cosa - Como quemar ese maldito nudo con un poco de fuego control - Una de las damas de su madre, una señora ya mayor, pero que tenía un talento innato para eso de las infusiones, apareció por una esquina.

Intentó cruzarse de brazos, olvidando el hecho de que seguía atada al chico y provocando que se acercase más a ella y de manera brusca. La señora se acercó sonriendo - Princesa, la estaba buscando en los jardines, pero no la encontré, sólo quiero informarle que ya tengo listo su té en su sala - con eso, siguió caminando, antes de repasar a Lagen de pies a cabeza - No sabía que tuviese un prometido tan guapo - Y después de decir eso se alejó. Sintió que todo lo rojo que estaba en su cabello se bajaba a su cara y con voz contenida se volteó hacia él - Está muy mal de la vista, sólo para que lo sepas. Vamos - ahora sí que le hacia falta ese té.

En medio del cansancio de la carrera, había quedado distraído. Si, cansancio, pues una parte de mi aun seguía intentando entender que pasaba mientras el resto se negaba a pensar siquiera que había sido otro el motivo para lo que pasaba, seguramente solo eran los efectos después de haber estado en una carrera pues ¿Acaso podía ser algo mas imposible? Pero de igual forma eso había actuado de nuevo, cuando estuve a punto de soltar un comentario respecto a eso que hubiese sonado sospechoso si no hubiera aparecido la señora de la nada ¿Cómo no me había dado cuenta que se acercaba a nosotros?

Quizás por el hecho de que de nuevo sin previo aviso había terminado moviéndome cerca de ella de nuevo segundos antes de percatarme de la presencia ajena a nosotros, escurridizos ciudadanos de la nación del fuego, no me agradaban ¿o algunos si? Imposible. Cuando no la princesa siendo atendida por el servicio del palacio, pero fue lo último que hizo que mis ojos se abrieran como platos mientras una sensación extraña me invadía y no era necesariamente sorpresa, ¿Me había molestado? Seguramente tenía que ser por la comparación con una de las personas más desagradables bajo mi punto de vista, tenía que ser por eso. Desvié la mirada observando como se alejaba la mayor de la misma manera escurridiza en la que se había acercado mientras escuchaba hablar a Akemi, Seguramente- dije confirmando que estaba mal de la vista, mas que todo por la molestia de la comparación, me daba igual si su comentario había sido por otro motivo. Y así, mientras comenzaba a caminar ¿Había llevado mi mano a la cintura de Akemi? Mis ojos se abrieron como platos mientras la temperatura de mi rostro aumentaba un poco –tendría que decir que por el haber corrido- inmediatamente la retire al notarlo ]–Vamos a que tomes tu té- dije intentando caminar para alejarme de ella, el nudo había sido una mala idea y de nuevo lo demostraba cuando el moverme jalo a la chica en mi dirección

Sus labios siguieron fruncidos mientras caminaba y se sumergía en sus pensamientos. ¿Alguna vez había sentido algo tan vergonzoso, que sabía que si lo recordaba en el futuro, volvería a ponerse del color de su cabello? Probablemente ahora fuese ese recuerdo el que la pusiera así. La ausencia de algo en su cintura hizo que sus ojos se dirigieran hacia donde lo había sentido. Quizás fuese su imaginación, pero podía jurar que había visto la mano del castaño se ocultaba, y eso la hizo enrojecer más. Peor aún, no se había dado cuenta, como si fuese lo más normal que ambos caminaran así.

El movimiento del brazo de Lagen la hizo moverse hacia él y para no tropezarse, se tuvo que sujetar de lo que más cerca tenía. Su brazo. Como si fuese una brasa - ¿No era maestra fuego? - lo soltó - Ten cuidado, no puedes estar tirando de mi así - masculló para intentar cambiar el tema. Pronto su sala de té hacia su presencia, y rápidamente entró ahí, tirando del castaño. Los sirvientes hicieron una reverencia al verla y pronto comenzaron a servir el té - Bueno pues, dado que dudo que me quites ésta cosa - habló refiriéndose a Lagen - Sírvanle una taza de té, también - dijo ésta vez refiriéndose a su guardaespaldas. Los sirvientes asintieron, acatando la orden y se dispusieron a servir otra taza en la pequeña mesita frente a ellos - ¿Y bien? ¿No vas a sentarte? Aprovecha, que es de mi reserva especial, nadie más que yo - Y Takumi, evitó decir - Lo ha probado - terminó con una sonrisa ladeada.

El contacto de su brazo con el mío, a pesar de haber sido muy corto, acompañado de ese comentario me había hecho sonreír levemente. Tiempo ¿Había sonreído por eso? ¿Por el contacto, su molestia o el comentario acompañado de todo? La verdad para este momento ya ni sabia porque me atormentaba con tantas preguntas, solo conseguía tener menos respuestas de mi parte. –Lo siento- dije encogiéndome de hombros mientras caminaba a su lado hasta llegar a nuestro destino ¿Era mi imaginación o por alguna razón había olvidado la incomodidad de encontrarme en la nación del fuego? Quizás ya me estaba acostumbrando al entorno pues me rodeaba todo el tiempo.

Al escuchar que no le quitaría la cuerda asentí con la cabeza, después de todo el estarla persiguiendo resultaba cansado, aunque tenerla amarrada resultara en aquellos pequeños choques que resultaban extraños. La mire extrañado al notar lo que había pedido, Nunca había tomado té por lo que no tenía idea de cómo sabia, pero no perdía nada quitándome la curiosidad. –Después de ti- dije indicando a que se sentara para después sentarme yo cerca de ella, claro, por culpa de la cuerda ¿Verdad? Tenía que estar cerca para que pudiera moverse bien ¿No? Intentando dejar de llenarme de preguntas decidí preguntarle algo a ella –y dime, ¿tomas el té porque te gusta o para parecer princesa?- pregunte mientras observaba curiosamente mi taza, había calor y encima tomaba té, nunca me había sentado tranquilamente a hacer algo así en el pantano. Accidentalmente mientras examinaba el contenido de la aza termine moviendo mi mano haciendo que chocara con la ajena.

Aquella frase la había hecho arquear la ceja, pero no comentó nada al arrodillarse enfrente de la mesita. Se reprendió mentalmente al admitir que el chico era caballeroso y desechó la idea de admitirse a sí misma que aquello le agradaba, no porque era lo que se tenía que hacer - Era la princesa, así que las personas debían hacerlo -, si no porque era algo que él de manera inconsciente hacía, algo que en una nación donde todos esperaban alguna recompensa por respirar - exageradamente hablando - pues, no concordaba.

Sopló levemente antes de sorber un poco del té, y dejó que la bebida nublara su paladar, antes de responder - Quizás por un poco de ambas cosas - comentó con una media sonrisa. Sin saber porque, decidió explicar el porque decía eso - Me gusta tomar té, porque es algo que he hecho desde siempre, y siento que si no lo hago, mi día no está completo - Era una de las actividades que su hermano y ella habían compartido antes de que él se fuera. Su madre había tenido la consideración de sugerir que ambas podrían continuar con esa costumbre, pero la pelirroja había desechado la idea rápidamente - Y pues, respecto a lo de la parte de ser princesa, tengo muchas cosas que aguantar... como un guardaespaldas molesto, así que tengo que tomar algo que me relaje siempre - dijo con los labios apretados para no revelar la sonrisa que intentaba formarse en ellos.

Mientras escuchaba su explicación la curiosidad por saber cómo era el sabor de este té específicamente aumento en segundos. ¿Qué? Solía ser muy curioso en ocasiones, otro motivo a agregar a las razones del porque terminaba metido en problemas cuando vivía en la tribu del pantano. –Oh, pobre princesa, acosada por un guardaespaldas fastidioso… yo tengo que correr atrás de alguien que me arroja guardias, debería tomarme unas vacaciones y dejarla encerrada – mencione en broma encogiéndome de hombros mientras una sonrisa burlona se dibujaba en mis labios, dicho esto me acerque la taza a los labios tomando un sorbo de esta, no estaba mal Hay costumbres que no se quitan nunca y la tuya no está nada mal –- comente observando la taza, cuanto daría por poder hacer agua control cada vez que tenía algún liquido cerca.

Quizás la había estado escuchando tan atentamente que ni siquiera yo me había percatado aun –o no quería hacerlo- de un pequeño detalle el cual seguía ignorando. Aunque claro, hubiera sido más productivo notarlo pues la misma señora que me había confundido con su prometido se encontraba entrando a la sala sin que yo lo notara. –Disculpe que la moleste princesa, mas ahora que se miraban tan comodos juntos- menciono bajando la mirada disimuladamente a las manos, que si bien ya no se encontraban juntas, aún se encontraban algo cerca –Pero su madre ha pedido verla- terminó de decir con la misma sonrisa calida que siempre le dedicaba a Akemi. Terminado de dar el mensaje, deshice el nudo que tenia a akemi unida a mi para que pudiera irse, ya mas tarde la perseguiria de nuevo.

Se encogió de hombros con la taza aun entre las manos - Se hace lo que se puede - dijo refiriéndose a lo que había dicho él de ella. Era extraño, pero... a pesar de que momentos antes se habían estado persiguiendo - literalmente - sentía que se la estaba pasando bien. Sonrió con suficiencia - No esperaba menos de éste té - le dio un pequeño golpecito a la taza con su dedo índice.

Volvió a llevarse la taza a los labios y se tomó el resto de la bebida, justo antes de que entrara a la habitación la misma dama que los había visto en el pasillo. De nuevo, el color de su cabello bajó a su rostro y desvió la mirada, pretendiendo que no había escuchado lo anterior - De acuerdo, enseguida voy - bajó las manos y dejó la taza en la mesita, cosa que el castaño aprovechó para retirarle, por fin, el nudo y la cuerda que los unía. Se levantó de donde estaba y caminó lentamente hasta la puerta - Bueno, nos vemos al rato - siguió caminando, pero antes de cruzar el umbral, paró y se volteó hacia él - Espero que te tomes todo, y tengo informantes que me pueden decir si lo haces - dijo señalando a una de las sirvientas que servían el té en la sala. Sin más, volvió a darse la vuelta y salió para dirigirse donde su madre se encontraba.

La sirvienta que la pelirroja había señalado anteriormente, sólo pudo sonreír y se dispuso a retirar la taza de la princesa junto con la tetera que había dejado en la mesa en caso de que hubiese querido más - Vaya... había pasado tanto tiempo desde que la princesa había tomado el té acompañada - comentó mientras acomodaba las cosas de manera que pudiese llevárselas en una sola vuelta - Desde lo de su hermano, había insistido en hacerlo sola, hasta había desechado la idea de que su madre la acompañase - siguió diciendo como si nada - Creo que le agradas - dijo dando por terminada la conversación sin esperar respuesta del castaño y dejándolo sólo ahí.

Abandono tan rápido el salón que lo único que me dio tiempo hacer fue el negar con la cabeza mientras reía levemente y la observaba irse. Segundos después, regrese la mirada a la taza de té para encontrarme con el comentario de la chica que servía el té ¿Cómo responder a lo que había dicho? Por alguna razón la sorpresa no fue lo único que me había invadido en ese momento, era una mezcla de mas cosas y no sabía exactamente cuáles. Algo era seguro, aunque deseara odiar a la nación del fuego por lo que había pasado con mi familia, a pesar de tener el trabajo de cuidarla con el único propósito verdadero de dañar a quien me había contratado de alguna forma, algo con ella era diferente.

Baje la mirada por unos segundos a la taza de té –Ella también me agrada- pronuncie para mi mismo, sin prestar atención en si la otra persona me había escuchado o no. Dicho esto lleve mi mano a la taza de té y me la tome de una sola vez para no dejar nada –Muchas gracias- pronuncie con una sonrisa ladeada a pesar de estar distraído segundos antes de levantarme de donde estaba y salir del salón, todo aquí era muy, muy extraño.