Quiero te... (priv. Kiyomizu)

Después de mi día con el chico del mercado, había decidido pasar un tiempo aquí en lo que encontraba transporte para volver al norte. Cuando desembarqué, creí que sería muy fácil pero la verdad sólo estaba harto de los comentarios sobre mí. Había descubierto una vez más el encanto del Reino Tierra y de la gran ciudad de Ba Sing Se. Había pasado estos días atiborrándome de fruta y viendo los duelos de los maestros tierra. Ya había comprobado que las clases que imparten son bastante mediocres y aunque me habían servido al principio, pronto demostraron no ser nada buenas.

Contento, me dirijo a una casa de té. El té es delicioso, aunque la verdad es que hay poco para hacerlo en el polo norte, así que había que aprovechar. Pedí uno de una extraña corteza de árbol o algo por el estilo, llamada canela. Me senté en una mesa apartada y para mi desgracia, empezó a llenarse de gente. Tuve que seguir pidiendo tés y en cuanto pedí uno llamado negro, una chica demasiado guapa se acerco a mí. Niego cuando pregunta si está ocupado y de inmediato noto como me ruborizo. Vuelvo a negar, pero es claro que eso me sigue dejando como mudo.

- S-soy Kyouya... o Kai... E-encantado de... co-conocerte.

No sé cómo es que una chica tan guapa se me acerca, normalmente nadie se me acerca porque soy muy raro. Se sienta y parece muy a gusto, a diferencia de mí que soy demasiado tímido. Niego ser mudo y me presento, ignorando al resto del mundo hasta que llega mi té y lo agradezco en voz baja. Ella toma mi mano y contengo la respiración... no sé qué hacer, así que me enfoco en sus palabras. Pregunta si soy de por aquí, aunque creo que mi ropa azul me delata demasiado. Niego, pero al escuchar que ella también es forastera, sonrío.

- Soy forastero... soy de la Tribu Agua del Norte. Ya había venido antes a Ba Sing Se... ¿a poco no es impresionante?

Creo que es un comentario un poco estúpido... Todo el mundo sabe de la grandeza y la majestuosidad de esta ciudad, más que nada por su muro que es prácticamente impenetrable.

- ¿Tú de dónde vienes, Lin?

No logro ubicar bien de dónde viene sólo por su ropa, pero no es algo importante para mí en realidad. Yo aprecio y valoro a todas las naciones por igual.

Hago una pretunta un poco tonta y al escuchar su respuesta me ajusto las gafas y le doy un sorbo a mi té. Está muy rico y nunca había probado algo así. Tiene limón y la verdad es que me encanta. Luego le pregunto a ella de dónde viene y muy tranquila me dice que es de la Nación del Fuego. La miro con asombro y orgullo, porque aunque el Reino Tierra se asume neutral, yo le dije que soy de la Tribu Agua y nosotros sí que estamos abiertamente en su contra.

- Vaya... yo he ido a la Nación del Fuego, pero... no conozco mucho.

Era verdad... porque fui cuando aún no podía ver como veo ahora con ayuda de mis gafas del Reino Tierra.

- Era un lugar con mucha fuerza... A mí me agrada, es un sitio imponente. Y me gusta el fuego control, es muy agresivo y demuestra esa fuerza que tiene su elemento.

Me pregunta si conozco y le sonrío.

- Un poco... llevo aquí unos días. Podríamos pasear, si quieres. Tal vez el mercado te guste, hay muchas cosas que no hay... bueno, que no hay en el Polo Norte.

Sonrío imaginando a alguien que conociera a fondo la Nación del Fuego. Supongo que es como quien conoce el Polo Norte, necesitas vivir ahí para poder tener el tiempo de explorarlo por completo.

- Con conocer un poco ya puede apreciarse su grandeza.

Hablo de la agresividad del fuego control y me sorprende lo que escucho. Yo había pasado toda mi vida estudiando el control de todos los elementos, ya fuera escuchando historias o recientemente leyendo pergaminos y tomando clases. Me soprendía escuchar que habla como verdadera maestra fuego, aunque sólo intuyo que lo es.

- ¿Eres maestra fuego?

No puedo evitar emocionarme.

- También creo que el fuego es vida, pero también creo que es destrucción. No me lo tomes a mal, sólo me refiero al ciclo de creación-destrucción y sin la destrucción amorosa y cálida del fuego, no puede vivir nada después de que pasa. Es como con el agua, si el agua no se evapora por el fuego, no puede formar nubes y caer de nuevo en forma de lluvia.

Le cuento a Lin que llevo aquí unos días y me ofrezco a pasear con ella, aunque planeo no entrar al mercado. Será un milagro que salga de aquí. Pero ella quiere ir a algún otro lugar.

- Me encantaría, así conozco más de Ba Sing Se.

Ella cree que aunque se vea de lejos, no necesariamente eso significa que toda la región sea igual. Para mí podía ser imponente una ciudad o no, pero para sentirla de verdad necesitaba conocer a la gente. La gente es la que hace de verdad una ciudad, y es lo más valioso. Es sólo que creo que es delicado hablar de algo así entre dos enemigos... o dos personas que se supone que deben ser enemigos.

- Ahm... la verdad no lo sé.

Pregunto si Lin es maestra fuego y sonrío sin poder evitar mi emoción. Conocía pocos maestros fuego y ninguna mujer. Y ella no es como ninguna mujer que haya conocido.

- Sí, soy el instructor de hecho... le enseño a los maestros agua del Polo Norte.

Es verdad, pero de algún modo siento como si estuviera presumiendo un poco y eso me da pena.

Acepto ir con ella a conocer más de Ba Sing Se y ella se termina su té de un trago. Yo bebo del mío, imitándola, pero no tengo tanto estilo y además está caliente.

- O-ok... vamos.

Me levanto, pero por lo visto voy a tener que pagar, así que dejo unas monedas sobre la mesa. Me muerdo el labio y miro nervioso a las personas.

- Este... ¿no podemos esperar un poco a que haya menos gente?

-Mmmmm como sea... al menos es lo que pienso

Le sonrió como si nada al chico que aún se notaba turbado por lo que ocurría cuando de repente cayo en la cuenta de que probablemente le asustaba el que fuera de la nación del fuego ya que las 2 naciones no se llevaban muy bien que digamos, pero por el momento eso no le importaba a Lin ya que de todos modos su misión era diplomática y no podía darse el lujo de meterse en una pelea con quien fuera o de hacer nada sospechoso o afectaría las relaciones entre el reino tierra y la nación del fuego, de repente el chico le dijo que era instructor y le sonrió un poco más.

-Vaya... genial debe ser interesante, yo soy soldado y hay instructores pero el fuego lo aprendí de mi familia... haya debe ser algo importante ser maestro, para que venias al reino tierra?

Le pregunto extrañada, el chico tiro unas monedas sobre la mesa y ella no dijo nada solo levantándose estirando un poco los músculos, relajada, viendo a la gente que había entre la mesa y la salida, el chico se levantó y ahora sí que parecía nervioso, después de lo que dijo Lin volteo a verlo con una sonrisa maliciosa

-Te da miedo la gente?... mmmm...

Pensó unos segundos y vio alrededor y sonrió, tomándolo de la mano, pero apretándola con una enorme fuerza

-Bueno eso se arregla... y créeme soy muy impaciente

Unos segundos después el chico salía despedido por la ventana, después sin decir nada ella se escapó tan bien por ahí, como estaban en un primer piso la caída no era nada, le sonrió al chico que si se veía algo sorprendido.

-Mmmmm... Listo y sin pasar por la gente, nos vamos?

Le pregunto inclinándose frente a el para ayudarlo a levantarse.

En cuanto me entero de que Lin es maestra fuego, ella me pregunta si soy maestro agua. Le digo que soy incluso el instructor, aunque ella no parece tan impresionada. Se ve que en la Nación del Fuego, el instructor no tiene tanto poder ni estatus como en la Tribu Agua.

- Sí, es importante, pero es por la estructura social de la Tribu Agua. Vine aquí como navegante, ayudando a impulsar uno de nuestros barcos. Pero me quedé unos días para conocer mejor la ciudad. ¿Y tú por qué viniste?

Nos disponemos a irnos, pero en cuanto vuelvo a ver a la gente, siento que no puedo hacer esto. Lo peor es que ella parece darse cuenta de qué me da miedo y eso me da aún más vergüenza.

- Yo... esto...

Su forma de ayudarme es arrojarme por la ventana... genial. Aterrizo de espaldas sobre la calle y sí que me duele. Me siento y me froto la baja espalda. Bueno, se notaba su fuerza, eso sí que me quedaba claro. Tomo su mano y me levanto. Luego me quito la tierra de la ropa con las manos. Camino detrás de ella, aún frotándome la espalda. ¿Y en serio dicen que aprender curación es una pérdida de tiempo?

- Sí, vamos... te sigo.

-Vaya genial, a nosotros no es gran cosa, prácticamente todos los soldados son maestros fuego, así que no es tanto... pero supongo que es porque la tribu agua es más pequeña...

Miro al chico algo extrañado

-Pues yo soy soldado vine en una misión y ya mero la cumplo... y si te quedaste tiempo de mas como piensas regresar? El barco tan bien se quedó?

Antes de que le contestara... y antes de que cambiara de opinión de acompañarla, Lin lo había arrojado por la ventana, después de eso lo ayudo a desempolvar su ropa y le sonrió

-Seguirme? Ha... No tengo idea a donde ir, si andabas de turista no tendrás una guía o algo así? Yo iba a comprar una pero lo primero era probar él te... así que no tengo idea de a donde se pueda ir que podamos estar los 2 solos.

Bueno en realidad sí que los maestros fuego parecen ser la mayoría de los habitantes de la Nación del Fuego. Y por lo visto no tienen un sistema como el nuestro para la enseñanza, seguro era simplemente el entrenamiento militar y ahí tal vez les enseñen técnicas de combate.

- Sí, mucho más pequeña. También creo que tienen que ver las costumbres. La Nación del Fuego es muy militarizada, ¿no? Su ejército es lo más importante, aparte del señor del fuego. O eso tengo entendido.

Me sorprende escuchar que ella es soldado porque no lo parece. Ni siquiera sabía que había mujeres soldado... en la Tribu Agua eso no se permite, aunque supongo que desde el avatar Korra, intentan ser un poco menos machistas. No había pensado en el regreso, pero no importa mucho porque sé que hay muchos de nuestros barcos navegando por el mundo porque empiezan a pelear. Niego cuando pregunta por el barco, pero el resto es simplemente una mancha de colores mientras caigo cuando Lin me arroja por la ventana.

La caída es algo dolorosa, pero ella me ayuda a levantarme y a quitarme la tierra de la ropa.

- No, no tenía un guía, sólo pasee por los lugares menos concurridos. Y fui a donde enseñan tierra control. Por la ciudad hay muchas casas y tiendas, podemos empezar por a-ahí...

Me pone nervioso que quiera un lugar para estar solos, porque me impone y no quiero que me ataque y tengamos que pelear.

Escucho con bastante sorpresa que hay más mujeres maestras fuego y militares. Esto sí que era algo nuevo para mí. A mí no me gustan las guerras ni las peleas, pero sé que a veces son algo necesario. Y seguro que las mujeres serían mucho más sensatas. A veces me fastidian los guerros de la Tribu Agua que pelean sin razón.

- En la Tribu Agua sólo hay guerreros hombres. Ustedes son mejores en eso, a mí me desespera que no piensen que una mujer es capaz de luchar. Yo creo en muchos aspectos, son más fuertes que nosotros.

Me arroja por la ventana, pero me levanto y me sacudo la tierra de la ropa con su ayuda. Luego le cuento que he estado en lugares donde no había tanta gente, pero es que en verdad me asusta cuando hay gentíos. Dudo en ir con ella, no tanto por Lin, sino más bien porque me la imagino como el centro de atención de una muchedumbre.

- No sé por qué quieres estar a solas conmigo... suena raro.

Tampoco es como si me asustara, ella es demasiado genial y hace bastante con hablarme. La verdad es que sí tengo miedo, pero iré.

- Voy, claro que voy. Te sigo.

Me levanto y hablo con Lin. Le digo que suena raro eso de estar a solas, pero ella lo entiende de otro modo. Abro los ojos sorprendido y niego mientras empiezo a sonrojarme.

- N-n-no, yo no lo decía por eso... yo...

Decido que es mejor callarme a decirle que a lo que me refería era a que me atacara en un callejón. Propongo entonces seguirla, pero ella no está conforme con eso. Me toma del brazo y me jala con demasiada fuerza. Suelto una expresión de dolor pero luego es claro que ella ya sabía que huiría o me escondería en lo que pasa la gente. No puedo evitarlo, de verdad me asustan. Aunque tampoco puedo admitirlo, voy a quedar como un tonto.

- Ahm...

Lin decide entrar justo al centro de la ciudad y de inmediato empiezo a respirar agitado. Cierro los ojos y siento que voy a caer muerto en un instante. Dejo que me jale y aunque siento que estoy temblando, logro seguila simplemente porque ella va guiándome. Me sujeto los lentes con la mano libre porque es muy probable que los pierda y me quede ciego aquí frente a todo el Reino Tierra.

Finalmente me suelta y sólo hasta entonces abro los ojos. Me acomodo las gafas y me abrazo. Primero asiento y luego niego... la verdad es que no lo sé.

Me muerdo el labio y me pongo bastante nervioso. Sí, efectivamente pensaba ocultarme un poco o buscar una ruta sin gente para poder alcanzarla después. Luego me jala y sólo la sigo por eso, porque en realidad lo que quiero es salir corriendo. Siento que voy a quedarme ciego, a desmayarme o me atacarán y no podré verlo... y eso me hace sentir tan nervioso que creo que puede darme un ataque o algo. Por fin nos detenemos y me abrazo. Intento calmarme, concentrarme en que no hay tanta gente cerca y que vamos a entrar a un lugar cerrado donde es imposible que haya una muchedumbre como la que hay en el centro de la ciudad. Miro apenado a Lin cuando me recomienda no ser soldado.

- No puedo ser soldado... no soy bueno para eso.

Con paso lento, entro a la librería y me quedo parado en un rincón. Me recargo contra la pared y me deslizo hasta quedar en cuclillas. Sigo abrazándome pero intento normalizar mi respiración. En cuando tiemblo menos, ella me habla, así que me obligo a levantarme y caminar hasta donde está.

- Al muro... quiero verlo. Aunque creo que está algo lejos, no lo sé.

Lin volteo y finalmente se percató del estado en que se encontraba el chico y sintió pena, no era un pequeño miedo, era auténtico pánico... no se creía capaz de seguir bromeando con algo que se notaba lo molestaba tanto.

-Sip, definitivamente... aunque bueno que ser maestro agua en la tribu del norte no era más o menos eso? Como te las arreglas si das clases, para no morirte de miedo rodeado de estudiantes?

Le pregunto con aun más curiosidad, ya que era parte de su naturaleza, mientras miraba el mapa turístico, desplegándolo y estudiándolo con atención, era militar por lo que estaba acostumbrada a planear rutas con ese tipo de información así que para ella hay algo fácil.

-Y a algún posible asalto le tienes miedo? Porque hay 2 formas de llegar al muro, uno pasando por el centro, el mercado, tomar el tren lleno de gente y parar hay y otra es ir caminando, por un camino secundario y mucho menos concurrido pero por la parte de clase baja del lugar.

Volteo a verlo, esperando su respuesta ya que a ella no le atemorizaba lo ms mínimo ninguno de los 2 caminos

-Tú decide

Aún abrazándome, me acerco a Lin e intento de verdad al menos funcionar un poco. Creo que todavía estoy temblando pero lucho por aparentar que todo está bien. Ya estoy bastante avergonzado... Ella pregunta por la faceta guerrera de un maestro agua.

- Pero no están en medio de la batalla, están un poco alejados y en grupos pequeños. Por eso puedo, aunque la verdad es que no he luchado así.

Ella se pone a estudiar el mapa, pero yo apenas si lo veo. Con atención y esfuerzo soy capaz de entender un mapa pero me guío más por la intuición y lo que percibo porque no sé de estrategias militares y cosas de este estilo. Digo que quiero ir al muro, porque es algo que no he visto y donde seguro que no hay tanta gente. Además, creo que es un lugar interesante para una chica militar...

Pero no contaba con las dificultades. El tren a veces no tiene tanta gente, pero sólo a veces.

- Puedo luchar, no me dan miedo los callejones solitarios. El tren y... el mercado, creo que sí serían un problema para mí y no quiero ser una carga para ti. Así que... prefiero los callejones pero no sé si sea un buen lugar para una chica...

En realidad no sé cómo explicar esto sin tener que confesarle a esta chica tan imponente que en realidad soy un pobre debilucho. Así que sólo me acomodo las gafas y trato de ser honesto sin contar cosas de más.

- He peleado, pero no como en la anterior guerra contra la Nación del Fuego.

Escucho cómo entrenan en la Nación del Fuego y de repente, quiero que ella me enseñe algo. Me parece un buen sistema. La miro ilusionado, pero voy a pedírselo aunque crea que estoy loco.

- ¿No pueden frenarlo con fuego control? Y... ¿Lin, me enseñarías fuego control?

Decido ir al muro por el camino solitario, aunque admito que no sé si sea un buen lugar para una chica. Yo en verdad no tengo casi ninguna posesión y después de todo, sé que puedo pelear siempre que sea con agua y siempre cargo agua. Y si no, puedo sacar agua de donde sea. Sonrío al saber que me tomó en cuenta. Tal vez el señor del fuego no sea la mejor persona del mundo, pero se nota que aún hay gente buena en esa Nación.

- Gracias, Lin.

Sigo a Lin, aunque vuelve a la técnica de jalarme, así que le sigo el paso. Me muerdo el labio en cuanto dice en voz alta mi plan para salir de la casa de té. Porque es justo lo que iba a hacer, esperar a que anocheciera para poder salir.

- ¿Ahora por donde?

-Bueno como en esa época ya no se pelea... he oído que los maestros tierra eran muy salvajes pero seguro son solo historias de mi nación...

Se detuvo un poco extrañada por eso

-Podemos, pero aun así es como... las artes marciales... quieres ver un poco?...

Miro a su alrededor, como no veía a nadie, señalo una botella, lanzo un puñetazo rápido hacia ella, una bola de fuego salió de su puño, impactando la botella, haciéndola estallar, pero fue solo un segundo, tan rápido como su puño.

-Eso es fuego control... podemos detener el fuego de nuestro adversario pero no si nos golpea desprevenidos, nos quema igual, nuestra piel se quema y por eso tenemos que entrenar así.

Sonrió un poco mientras caminaban hasta que llegaron a una bifurcación, Lin se detuvo... pensativa y se puso roja, había olvidado para donde era con la platica

-Para donde sea, el muro rodea la ciudad así que vayamos a donde vayamos llegamos, vamos

Comento caminando y tomando la ruta de la izquierda.