Aprendiendo Agua Control [Sakura y Kai] [Privado]

Había tenido un buen día en verdad. Mis progresos con el maniquí de sanación son absolutamente fabulosos, aunque aún no me atrevo a probar con una persona. Descubrí que si me quito los lentes, incluso si cierro los ojos, funciona aún mejor. Así que después de la lección, dejé el lugar y me dirigí a mi casa. Por el viento, supe que nevaría bastante fuerte, pero ya no voy a salir. A veces salía a practicar en la noche, pero por lo visto, ahora no voy a poder. Tampoco importa.

Enciendo el fuego y pongo agua a calentar. Me quito los guantes y acerco las manos al fuego para calentarlas.

Aquella travesía había sido muy difícil, pero estaba decidida; deseaba, necesitaba aprender el agua control y para eso necesitaba encontrar al mejor maestro que existe al respecto.

Conseguir sus datos había sido de lo más difícil. La gente se hallaba hermética al respecto con las personas que no parecían de la tribua agua; quizá temían que alguien de algún otro reino quisiera dañarlo y él era tan importante que nadie deseaba perderlo. Cambié mis ropas del reino tierra por ropa de la tribu agua, pero aun así no lograba que la gente me viera diferente, para ellos yo solo era una chica rara que buscaba a un maestro agua con sabrán los espíritus que intenciones.

Por suerte aquella señora se apiadó de mí y me dio la guía que necesitaba. Feliz, le agradecí a mi rescatadora y me dirigí al lugar señalado. El viento era reseco, mi piel se sentía tiesa y mis ojos ardían por aquel ambiente tan gélido... ¿Cómo la gente podía vivir así? Me impresiona pensar que en mi vida pasada yo nací y crecí en un lugar como ese y lo consideré mi hogar.

No tardo en dar con el iglú. Es magnífico, a pesar de lo helado que debe estar por dentro, su aspecto no deja de impresionarme. Llegó hasta la puerta y con algo de timidez, tocó esperando una respuesta. No importa si no quiere aceptarme a la primera, quiero ser su alumna así tenga que suplicarle, no será la primera vez que lo haga.

Mis manos empezaban a calentarse y el té comenzaba a hervir. Pongo la canela y empiezo a disfrutar del olor antes de ir a buscar la carne que me queda. Por suerte aquí hace tanto frío que la comida dura bastante, así que la pesca de hoy y mi carne de foca aún durarán un par de días. El único problema es que no me decido por uno u otro. Justo cuando empiezo a cocinar un poco de ambos, alguien toca a la puerta. Nunca tengo visitas, mucho menos en medio de una ventisca, pero no dudo en ir. Abro la puerta y veo a una chica que no he visto antes, pero igual eso no me dice nada. Le sonrío amable y obviamente estoy dispuesto a darle asilo por la noche.

- Pasa, pasa. ¿Te perdiste en la ventisca? Eres sorprendente, sí que hace frío.

Hago que pase y cierro la puerta. En serio que es fuerte y resistente, yo por menos huyo al lugar más cercano.

- Acércate al fuego. Iba a comer, así que estás invitada. Soy Kyouya... o Kai, si te es más fácil.

Le doy un poco de té y espero a que se caliente un poco.

La puerta se abre y quedo sorprendida; el que me recibe es un joven de aspecto amable, lo cual es algo que me hace sentir mejor después de las miradas de desconfianza que he estado recibiendo durante toda mi búsqueda.

-Gracias.- Le digo al pasar, echando un vistazo rápido a mi alrededor. No puedo negar la belleza del interior del iglú; el blanco de todo el ambiente contrasta con lo abrigador que se siente ese lugar. Estoy a punto de preguntar por el maestro, pero el chico se presenta a sí mismo con el nombre de aquel al que estaba buscando, lo cual me hace quedar aun más sorprendida... debo tener una gran cara de boba por la impresión que me causa el hecho de que yo iba creyendo que buscaba a un anciano como los de la orden del loto y me encuentro con un chico muy joven que no dista mucho de mi propia edad.

-Mucho gusto... Mi nombre es Sakura... Sakura Himeko; es un gran honor estar ante usted, maestro Kai.- Le digo, haciendo una reverencia casi hasta el suelo; al incorporarme le miró de nuevo, me obligo a dejar de quedar pasmada por su edad y me enfoco a lo que iba.-Necesigo pedirle su ayuda, señor.- Digo sin más, aunque nerviosa por no saber como plantear la situación y temerosa de ser rechazada.

En realidad no sonrío mucho, no todo el tiempo pero esta chica es amable y no la he visto antes pero creo que se perdió y que necesita asilo por la noche. Dejo que pase y le sonrío antes de cerrar la puerta y pegarla mejor en un punto con hielo. La invito a comer y me presento, aunque la forma en que me mira hace que me sonroje, muy apenado. Me acomodo las gafas y paso una mano por el cabello. Sólo puedo imaginar que viene del Polo Sur y que no esperaba que un mocoso como yo fuera el maestro, pero así es.

Me muerdo el labio y ella se presenta. No la conozco ni por el nombre y por si fuera poco ahora soy yo el que la mira sorprendido. Creo que estoy muy acostumbrado a que se burlen de mí, porque cuando me tratan como trataban al antiguo maestro me encuentro hasta perdido. Parpadeo varias veces y quiero abrazarla, de verdad que sí.

- Gra-gracias... gracias, Sakura.

Se me atoran las palabras en la garganta, pero creo que no hay necesidad de tanta formalidad.

- Esto... puedes llamarme sólo Kai. Soy el instructor pero... está bien si... si no me llamas "señor". Ya voy a prestarte ayuda, puedes quedarte esta noche. No tienes que preocuparte por la ventisca.

Creo que la razón por la que quiero que sea más cercana es justamente porque se nota que me respeta. Y porque otra vez quiero abrazarla por respetarme tanto. Señalo uno de los sillones de hielo.

- Adelante, siéntate. ¿Vienes del Polo Sur? ¿Eres maestra agua? Aquí se supone que las mujeres sólo pueden ser sanadoras, pero yo no estoy de acuerdo. Así que... ¿sí veniste por eso, no? Yo puedo enseñarte y de hecho, estoy aprendiendo sanación.

Río bajo, apenado.

- Y hablo mucho...

En verdad es una persona amable y dulce, muy diferente de lo que cualquiera pudiera imaginar tomando en cuenta que es un maestro con una gran trayectoria y respetado po rmuchos; cualquiera hubiera imaginado que era un gruñón, serio y quizá hasta arrogante, pero no, nada de eso y eso me agrada.

-Gracias.- Digo, tomando asiento donde me ha indicado; no puedo evitr un pequeño gesto al senitir el frío del sillón, pero a fin de cuentas lo paso por alto y me acomodo mientras lo escucho. No puedo evitar negar con la cabeza al oír su supocisición sobre mi procedencia, pero agradezco con el corazón el hecho de que esté tan dispuesto a recibirme, eso me hace sentir muy aliviada.

Le miro y me siento màs nerviosa... Cómo explicar todo esto? Respiro profundo, sé que puedo confiar en él, él me lo inspira, así que simplemente comienzo a hablar.

-Sí, soy una maestra agua... pero no vengo de la tribu agua del polo sur, de hecho vengo del reino tierra, soy una guerrera Kyoshi y también una maestra tierra; yo... yo soy el avatar.- Murmuré con convicción.

Sakura niega ser del Polo Sur y mi opción es obviamente la más alocada, pero una que me emociona.

- ¿Entonces eres del pantano?

Se pone nerviosa y guardo silencio, pero estoy confundido porque a menos que sea una maestra agua, no puedo ayudarla. Me siento frente a ella y sonrío, animándola a que hable. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Que no sea maestra agua y de todos modos quiera aprender y no me voy a negar.

Cada palabra que dice empieza a parecerme como un sueño. Viene del Reino Tierra y pues... podría ser hija de un maestro agua. Guerrera Kyoshi... oh por todos los espíritus, ¿acaso...?

Suelto un jadeo y me tapo la boca cuando me lo dice: ella es el avatar. Por un par de minutos sólo puedo mirarla sorprendido. En ningún momento dudo de ella, no tengo motivos. Mucho menos con lo peligroso que sería que alguien lo supiera.

- Per-perdona yo... yo... Toda la vida he soñado con... bueno es que...

Me tomo otro minuto para obligarme a hablar bien. Sonrío demasiado, en verdad estoy muy emocionado.

- Cuando vivía el antiguo maestro, soñaba con tomar clases con el avatar. Después de que murió... he soñado con enseñarte desde que soy instructor.

Una segunda mirada a sus ropas de la Tribu Agua me regresan a la realidad.

- Entonces... ¿quieres que te enseñe? Porque... hay que guardar el secreto... ¿verdad?

Sonrío intentando que confíe en mí. Debe hacerlo, si quiere que sea su maestro tanto como yo debo confiar en ella si quiero que sea mi alumna.

Aun me hallaba nerviosa, ¿Me creería? ¿Pensaría que estoy tratando de tomarle el pelo?

Pero las palabras que dice me dejan sorprendida; le miró asombrada y poco a poco mi cara se ilumina con una gran sonrisa; ¡me siento feliz! Es más de lo que esperaba; un maestro que no solo está dispuesto a aceptarme, sino que incluso ha estado esperándolo. Mi corazón late a mil por hora, no puedo evitarlo, le tomó de las manos con emoción.

-¡Oh, por los espíritus! ¡Mil gracias! La verdad pensé que tendría que suplicar de rodillas por ser aceptada, para que fueras mi maestro, no esperaba que fueras a aceptarme tan rápido, no sabes lo feliz que me haces ¡gracias, gracias!- Añado, dando saltitos de alegría.

Cuando dice lo del secreto, detengo mi celebración y asiento con la cabeza.- Sí, por desgracia debo guardar el secreto, creo que no es el momento de que se entere el mundo de que el avatar ha vuelto... al menos eso dice la orden del loto blanco, pero sé que puedo confiar plenamente en ti.- Le digo con una gran sonrisa.

No dudo ni un momento de Sakura, ¿por qué habría de hacerlo? Ella no duda que yo sea el instructor y tal vez la honestidad se nota en cada una de nuestras palabras y gestos. La emoción de ver cumplido mi sueño es tanta que siento que voy a flotar, o mejor aún, a lograr mover todo el mar como hace la luna. Ella también está emocionada y sonrío ampliamente por primera vez en mucho tiempo. Lo único que merma mi felicidad es su comentario sobre suplicar.

- Yo no tuve que suplicar para aprender y no voy a permitir que nadie que quiera ser mi alumno lo haga. No tienes que agradecerme, yo te agradezco porque me elegiste para que te enseñe y me cumpliste un sueño.

La realidad, inevitablemente se hace presente. Ambos debemos confiar en el otro pero conozco la situación y además, quiero que todo salga perfecto.

- Yo no diré nada, al contrario. Pero tengo... tengo una alumna del Polo Sur, así que creo que lo mejor es que digas que vienes del pantano. Hasta si tienes frío, te creerán. Y puedes quedarte aquí conmigo. Te ayudaré en todo lo que pueda y te enseñaré todo lo que sé.

Me siento conmovida y agradecida antes sus palabras, las cuales dejan claro la gran persona que yace ante mí; un hombre que tiene el conocimiento, pero a la vez es lo suficientemente humilde como para compartirlo sin esperar que uno se humille para lograr su instrucción.

Y además acepta guardar mi secreto; eso me hace sentir más tranquila por lo que agradezco emocionada, asintiendo con la cabeza. Menciona que tiene otra alumna, lo que me hace abrir los ojos con gran sorpresa y emoción, aunque, bueno, no debería sorprenderme tanto, él es un gran maestro, es obvio que le busque más gente, no solo yo.

-De acuerdo, diré que vengo del pantano, ¡Esto será muy divertido!- Exclamó emocionada sin poder evitarlo.- Le agradezco su ayuda, ¿Cuando podremos comenzar?-

Jamás esperé que de verdad mi sueño se hiciera realidad, así como tampoco esperé que el avatar fuera una chica tan joven como yo y tan alegre. Creo que los avatares del Reino Tierra siempre le dan al traste al estereotipo de hombre gigantesco y gruñón. Sakura parece una persona tan normal... Y yo soy bastante tonto por andar imaginando a alguien más grande, yo sé que el avatar anterior murió poco después de que me adoptara mi maestro.

Sonrío ampliamente y hasta río un poco, por el comentario de que esto será divertido. Ella tiene la actitud correcta y no creí que se lo tomara por ese lado, porque imaginé que tendría la presión de ser perfecta. Quiere comenzar de una vez, así que voy a hacerlo.

- Tendré que darte clases aparte a ti sola, pero supongo que no te importa. Es porque hay cosas que quiero que sepas antes. Así que comenzaremos después de que comas algo.

Me levanto y voy al fuego por dos tazones de sopa y dos platos con carne de foca. Los coloco sobre la mesa, para que comamos los dos.

- Y por cierto... yo no voy a llamarte avatar Sakura a menos que estemos solos y me lo pidas, así que me gustaría que sólo me llamaras Kai, Kyouya... maestro si quieres, pero tutéame. Me hace sentir más en confianza y... sé que me respetas y eso me hace sentir muy bien.

Sonrío apenado y me acomodo los lentes, antes de volver a mirarla.

- Espero que te guste... es comida de la Tribu Agua.

Empiezo a comer, pero ya que hay alguien conmigo, no puedo comer en silencio. Hay tanto que quiero saber sobre ella...

- ¿Me contarías más sobre ti?

Me siento mejor ante la forma en que se están dando las cosas, sobre todo cuando imaginé que tendría que suplicar por ser aceptada.

Menciona la comida y de inmediato mi estómago ruge. Me llevo la mano al vientre mientras sonrío como una boba.- Lo siento.- Replico apenada y riendo a la vez, es vergonzoso, pero tambièn era de esperarse, pues hace días que no como bien, el viaje había sido largo y difícil y había consumido todos mis recursos.

-¡Gracias!- Le digo feliz y emocionada al recibir aquel plato. Huele delicioso, es curioso que muchos consideren la comida de la tribu agua como poco apetitosa, cuando aquel humeante plato de sopa y los trozos de carne huelen tan exquisitamente que me atraen sin cesar.

Escucho lo que dice sobre como llamarle y asiento sonriendo.- Gracias, la verdad, sería difícil llamarte de otro modo, es decir, eres muy joven... y por favor, no es necesario que me digas "Avatar Sakura", jamás te pediría eso, es muy solemne y bueno... creo que tú y yo seremos buenos amigos, así que entre amigos no vale ese tipo de cosas.-

Cuando nos sentamos a la mesa y me pregunta aquello, levanto la mirada de mi tazón de comida, del que ya me hallaba disponiendo de manera devoradora.-Claro... pero, ¿Qué podría decir de mí que pudiera ser de interés?- Inquirí.

Si ya parecía de otro mundo que el avatar viniera a pedirme que fuera su maestro, que mi sueño se hiciera realidad de verdad... Esta es la primera vez que me siento en confianza en mi puesto como maestro. Y es la ocasión que creí que sería algo tan solemne que no lo vería jamás de este modo. Sorpresivamente, me siento en completa confianza, seguro de que puedo ser el mejor instructor que pueda y la confianza me hará estar más a gusto. Me quitará los nervios. Mi acto como maestro es decirle que tiene que comer y darle de la comida que hice. Empiezo a sentirlo como un gran momento pero se me quita la idea de momento metafísico al verla comer con hambre y con una sonrisa, empiezo a comer también.

Le pido a Sakura que me tutée y no me trate de modo tan formal. Lo que no esperaba era que me dijera que seremos amigos y mi sonrisa se amplía tanto que creo que voy a saltar la mesa y abrazarla. Terminaré haciéndolo pronto, lo sé.

- Sakura, entonces.

Intento comer en silencio pero no puedo.

- Pues... ¿cómo es ser guerrera Kyoshi? ¿Cómo aprendiste tierra control? ¿Tienes familia? Tantas cosas... Tú también puedes preguntarme, por supuesto. Si es que... no has oído ya cosas no tan positivas sobre mí.

-Bueno... Ser guerrera Kyoshi es grandioso.- Replico al recordar aquella como una de las primeras preguntas.- Me costó mucho trabajo ser aceptada por la maestra, pues debo admitir que soy un tanto... torpe, y que siempre me he metido en líos o hago las cosas mal; quizá deba servirte eso como advertencia para que estès prevenido.- Le digo, sonriendo.- La maestra dudaba en si sería una buena guerrera con todos mis errores, pero le supliqué y le demostré que tenía la entereza necesaria para lograr mi objetivo y fue como accedió a entrenarme.-

-En cuanto a la tierra control, en cuanto descubrí que era una maestra tierra no fue difícil hallar quien me enseñara, después de todo lo que más abunda en mi aldea son maestros tierra, hay algunos que incluso te dan la clase por 10 monedas la sesión; igual que con otras cosas, tuve algunos problemillas, pero debo admitir que esos los superé más rápido que los del entrenamiento de guerrera.-

-Y mis padres... bueno, ellos ya no existen.- Añadí algo triste.- Pero eso fue hace mucho tiempo y no crecí sola a pesar de todo.- Dije, sonriendo un poco.- Pero ahora cuéntame tú, ¿Cómo fue tu entrenamiento de maestro agua? ¿Y tu familia? ¿Tienes novia?- Inquirí con interés.

Empezamos a comer pero no resisto y la lleno de preguntas. En verdad me intriga, tengo la idea de que la vida de los avatares debe ser bastante buena y emocionante, aunque me pregunto si en verdad pueden ser el mejor maestro en todos los elementos. Quizá no y entonces aquí radicaría el balance, porque no necesita ser el mejor en todos, simplemente ser bueno.

Lo primero que escucho es que Sakura no es perfecta. Sonrío, en parte divertido y en parte aliviado porque así yo no tengo que ser perfecto tampoco. Ahora entiendo que como le costó ser guerrera y tuvo que pedirlo e insistir, entonces por eso pensó que yo le haría lo mismo.

- Yo igual soy bastante... poco hábil con muchas cosas. Yo no sé pelear, a menos que sea con agua control pero de guerrero no tengo absolutamente nada.

Encuentro un punto en común y antes de que pueda pensar que no es bueno andarle diciendo al avatar que lo uso de ejemplo para mi agua control.

- ¡Cierto! Yo tomé esa clase de tierra control en Ba Sing Se... es nefasta.

Me tapo la boca en cuanto pronuncio la última palabra, como si hubiera dicho una grosería o algo peor que eso.

El siguiente punto en común es uno que preferiría no tener, porque siento pena por ella por mucho que la comprenda. No me gusta saber que hay más personas por ahí sin padres pese a ser jóvenes.

- Lo lamento...

Con el mismo interés que demostré yo, ella me pregunta casi las mismas cosas, pero me sonrojo y niego con lo último.

- No, para nada. Las cosas del amor son como otro universo para mí.

Dejo mi plato vacío y la miro.

- Yo nací en el Polo Sur y mis padres murieron ahí durante un ataque de la Nación del Fuego. No lo recuerdo, yo era apenas un bebé y me quemaron los ojos. Me adoptó el antiguo instructor de maestros agua y me trajo aquí. Tuvo la idea de que como yo no había nacido ciego, quizá el agua del santuario me curara. Así que todos los días me han curado los ojos. En realidad por eso soy bastante torpe, pero de no ver nada a lo que veo ahora es un avance impresionante. Hace como un año, la sanadora le dijo a mi maestro que ya no podía hacer nada, pero él no se rindió. Hace unos meses me llevó de viaje a Ba Sing Se y un maestro tierra que podía controlar el cristal me hizo mis lentes. Fueron tres meses de estar diario con él, guiándolo.

Mi entusiasmo anterior, se evapora.

- El maestro Sakai me enseñó agua control. Es como mi padre y aceptó enseñarme sin que tuviera que suplicarle pese a que cuando empecé, yo aún era ciego. Por eso yo no le niego el conocimiento a nadie. Pero hace poco, mientras regresábamos, el maestro murió, al igual que mis padres, en un ataque de la Nación del Fuego. Me heredó su puesto y por la guerra, nadie lo cuestiona abiertamente. No soy muy popular, o al menos no creo serlo pero me encanta enseñar. Quiero ser el mejor maestro agua, pero mi agua control no es muy ortodoxa que digamos. Enseño lo tradicional, pero como hago cosas bastante distintas, piensan que estoy loco.

Cuando se autodenomina como mal guerrero y que solo podría pelear con agua control, lo miró con los ojos muy abiertos y la boca también (aunque olvido que tengo un bocado en ella) con la sorpresa en el rostro.-¿Qué dices? Con eso es más que suficiente; he escuchado que eres uno de los mejores maestros agua del mundo, eso es lo único que necesitas para una batalla, ¡nadie puede detener con facilidad a un buen maestro agua!

Cuando dijo lo de la clase de Ba sing tse, me eché a reír, sobre todo por la cara de espanto que tenía, como si hubiera dicho algo malo; Kai era muy dulce y bien portado, supongo que por esa razón le parecía terrible referirse así de otros.-Es verdad, es nefasta, el maestro solo quiere vender grados y dar exhibiciones, pero nada más, solo se interesa por la forma y no por la calidad.-

Le agradezco su empatía respecto a lo de mis padres; por su expresión puedo suponer que a él le tocó vivir lo mismo, por lo que prefiero no ahondar en el tema, pues resulta difícil para ambos. Pero cuando dice lo del amor, le miro con extrañeza... ¿cómo puede serle difícil siendo tan lindo?

Escuchó su historia y quedo totalmente impresionada... ¡Dios, es horrible! Kai ha tenido que sufrir cosas terribles, sus padres, su maestro, ¡sus ojos! El saber como ha sido la vida para él y a lo que ha llegado me hace respetarlo más y su forma de referirse a su agua control me da curiosidad y me insta a querer aprender lo más rápido posible.

-Lo lamento mucho...-Es lo único que atino a decir después de eso.-La nación del fuego ha dañado a mucha gente... no puedo creer que estemos volviendo a lo que ocurrió en la época del avatar Aang.-Murmuro entre angustiada y preocupada, pues el papel que deberé desempeñar en todo esto me asusta un poco; pero miro a Kai y siento algo de esperanza. Con él como maestro sé que aun hay una oportunidad.

Me sonrojo y me da mucha pena cuando veo que Sakura que es una guerrera Kyoshi piensa que es más que suficiente que yo sepa agua control.

- Gracias... pero se puede, Sakura. Nadie es invencible... Simplemente hay que fortalecer nuestras debilidades siempre que se pueda. Yo tengo una que no puedo sortear ni fortalecer más. Pero está bien por mí, no me gustaría ser perfecto, la vida sería muy aburrida.

Hablo mal del maestro de Ba Sing Se, pero no es sólo el hecho de criticar al único que da clases como instructor en el Reino Tierra al tiempo que yo también soy instructor sino que deja en el aire la pregunta de cómo rayos lo sé. No sé si es información popular porque no soy del Reino Tierra.

- No todo en él es malo... Las cosas que no da y que yo quise aprender...

Vuelvo a ponerme nervioso, pero el daño ya está hecho. Me paso una mano por el cabello.

- Pue-pues que yo lo usé para mejorar mis clases. Ya lo verás.

Sakura pregunta mi historia y se la cuento. Voy a ser guardián de un tesoro muy importante y por eso quiero confiar también en ella al grado de contarle cosas como mi vida. Sé que he llegado muy lejos, más lejos de lo que cualquiera imaginó y aún quiero llegar más lejos.

- A mí me duelen cosas, me duele haber perdido al maestro. Pero no lo lamento... soy más fuerte ahora. Mucho tiempo, aún ahora, hay gente que piensa que como no veo bien, no debería tener una posición privilegiada en la tribu. O que piensan que porque hago cosas poco convencionales no debería ser maestro. Que no debí aprender agua control... Cada que me dicen que no puedo, me dan ganas de demostrar lo contrario y lo hago. No me arrepiento de haber sido ciego y de ser débil visual ahora. Es cierto que sin lentes estoy perdido, pero veo cosas con las manos y el oído que nadie más ve. Puedo ubicarme incluso durante una ventisca porque aunque no veo, siento las cosas.

Sonrío...

- Debo agradarle a los espíritus...

Pero no negaré que la Nación del Fuego ha hecho mucho daño.

- El fuego es poderoso, Sakura. Sin control, puede destruir un bosque entero. Al señor del fuego Katsu le hace falta control, y ver la belleza de las otras naciones. Todas deben existir...

En momentos así, me pregunto cómo es que la gente que cree que no soy lo suficientemente bueno, piensa que voy a hacer algo inmaduro.

- Bueno... ¿terminaste? Quiero darte la lección cero de agua control. Y comemos postre de camino.

Me quedo sorprendida al oír que usó la tierra control para mejorar sus técnicas; le veo con aun más respeto, pues según había oído de otros maestros antiguos, el integrar técnicas de otras naciones a la propia era una forma de mostrar como es que las cuatro naciones se hallaban conectadas y todos éramos uno, era una forma de equilibrio que muy pocos lograban entender; mi respeto por Kai aumenta más.
Lo que me dice sobre lo que la gente piensa de él, me sorprende, pero debo admitir que no es nada nuevo, la gente no suele apreciar mucho lo que tiene en casa, pero estoy segura de que si llegaran a hallarse en algún problema al primero que buscarían sería a él, no dudo que les ha demostrado mil y un veces lo valioso que puede ser y me molesta que la gente no lo valore… ¡vaya gente!
Asiento cuando me pregunta si he terminado, pero cuando menciona lo de la lección, me emociono y me pongo de pie de un salto.-¡Claro, estoy lista!-Digo entusiasmada.-¿Qué haremos primero? ¿Cómo iniciaremos? ¿Debo cambiarme de ropa?-pregunto sin cesar.

Río divertido al ver a Sakura tan emocionada, pero me lo contagia. Aunque no es como si me hiciera falta para reaccionar porque adoro el agua control y adoro enseñar. He soñado tanto con este día que sé exactamente lo que quiero hacer y también lo que es mejor. Es esto último lo que ha ido ganando la batalla y por eso, es lo que haré.

- Tu ropa está bien, sólo cierra bien tu anorak. Vamos a salir.

Espero a que se abrigue bien, y es entonces cuando la invito a salir. Yo sólo tomo un pequeño frasco y lo meto dentro del anorak. La ventisca ha cedido bastante y ahora sólo hay nieve. Miro al cielo y veo la luna, que es perfecta para lo que quiero hacer. Me quito los lentes porque odio que se llenen de nieve y entonces no veo nada. Los guardo dentro del anorak y entrecierro los ojos para ver un bulto que sé que es Sakura porque no hay nadie más.

- Vamos a ir al Oasis de los Espíritus... Sígueme.

Toco la fachada de mi casa y ubico por fuera la chimenea. Sigo de frente y camino rumbo al estanque, justo detrás de la casa del jefe de la tribu. No está lejos, pero hago una pausa en cuanto noto que camino sobre algo liso y dejo de sentir y escuchar el crujido de la nieve. Ya casi no nieva, así que vuelvo a ponerme los lentes. Sólo entonces miro a Sakura y señalo al cielo.

- ¿La ves? La Luna fue la primera maestra agua. La gente de mi tribu vio cómo movía el agua para generar las mareas y aprendió a hacerlo. Ella debe mover toda el agua del mundo y por eso tarda 28 días en hacerlo. Tú aprenderás también...

Nos topamos con un guardia, pero en cuanto me reconocen y digo que Sakura viene conmigo, no me piden más explicaciones. Después de todo, mi posición me permite tener un lugar en el consejo. Pido que nos dejen solos, y espero hasta que se marche.

Llegamos a aquel pequeño y hermoso lugar y no puedo evitar quedar maravillada ante tal espectáculo; de entrada te recibe el agradable clima que te hace pensar que has sido transportado a otro lugar… no puede ser posible que aquello se encuentre en el polo, el sitio en el que casi me congelo; sin embargo es obvio que aun seguimos ahí y es lógico que este agradable clima en general se debe a algo de naturaleza sobrenatural.
Me acerco al estanque y observó con atención y asombro; puedo sentir la energía de los espíritus manando de ahí y la paz se hace en mi interior. Cierro los ojos para disfrutar del momento y cuando por fin mi alma y mi mente se hallan hechas una sola, los abro y miró a mi maestro con alegría.-¡Este lugar es hermoso! ¿Entonces aquí comenzaremos a entrenar?-Pregunto emocionada y dispuesta a empezar.

No tardamos mucho en llegar al oasis y en quedarnos solos. Este es un lugar especial y en cuanto veo la forma en la que reacciona Sakura al entrar, recuerdo de inmediato que el avatar es el puente entre nuestro mundo y el mundo de los espíritus. Yo observo a los peces koi y con una sonrisa les agradezco en silencio porque sé que el agua de este lugar, que ellos mantienen, purifican y bendicen, es casi enteramente responsable de que yo pueda ver ahora.

Espero a que Sakura hable y sonrío al ver su emoción. Asiento como respuesta y comienzo la lección. Me acomodo los lentes y señalo el estanque.

- Ellos son Tui, el espíritu de la Luna, y La, el espíritu del Océano. Tui le da la fuerza a los maestros agua, y La, vida. Ambos están siempre en equilibrio, por eso nadan en círculo.

Dejo que los vea y luego vuelvo a hablar.

- Es importante que sepas esto porque es algo que te hará de verdad una maestra agua. Los maestros agua necesitamos de nuestros brazos para hacer agua control. Esta es una de nuestras principales debilidades. La otra es obviamente, que tenemos que cargar agua. Aunque... hay agua en todos lados. Yo he llorado para poder tener agua, el sudor es agua, y puedes tomar el agua de las plantas si sabes cómo. Es bueno saber las debilidades para poder evitarlas.

Me coloco frente a Sakura.

- Ahora sí... vamos a entrenar. Los movimientos de agua control son fluidos como el agua. En los pergaminos de nuestra tribu, el agua control se llama "el arte de detener las mareas". Para mí, es comunicar tu agua interior con el agua que quieres mover.

Pongo las manos al frente con los brazos extendidos.

- Las olas hacen círculos, es por eso que el primer movimiento que te enseñaré, es a hacer olas como la maestra Luna. Debes sentir que jalas el agua y luego la empujas. Este es el movimiento básico, todos parten de él.

Hago con ella el movimiento hasta que lo domine y siento cómo el agua del estanque se mueve, así que me detengo.

- Ahora... siente el agua del estanque y házlo tú sola. Yo sé que podrás.