Playa y sol... o bueno, hay arena [Akito]

Definitivamente, haber escapado de la prisión de aire, había sido la mejor idea del siglo. El Reino Tierra era muy divertido, aquí todo mundo se relaja y no hace tonterías como la meditación aburrida. Había conocido personas muy agradables y luego sobrevolé con mi planeador. Pregunté qué había a las afueras y me dijeron que un desierto. Jamás había escuchado sobre los desiertos, así que la curiosidad me venció. Llegué al muro y me tiré en picado, sólo para abrir mi planeador y sobrevolar un poco. El calor es intenso, el sol se refleja en la arena y se me dificulta ver. No tardo en sentir la peor sed de la vida y vuelo lo más rápido que puedo. Llego hasta una especie de tienda cuando siento que ya voy a colapsar.

- ¡AGUAAAAAAA!

Me bebo dos jarras enteras de agua, con una gran felicidad y sólo hasta entonces, volteo a ver a todos los que están aquí. Todos se ven como matones, así que sonrío y me alejo un poco. Me siento en una mesa, pero ya hay alguien aquí.

- ¿Puedo sentarme?

Los días pasaban y yo no había salido de mi casa. Esta vez no era por miedo a salir o desconfianza a las personas sino que estaba creando un nuevo artefacto que ayudaría mucho a los viajeros del desierto.

Tras haber terminado mi invento partí de mi casa hacia el desierto, y como era de esperarse me perdí en el camino pero al final encontré los muros de Ba Sing Se y logre salir para ir al desierto para otra vez perderme. Todo esto de perderme ya me lo tenía esperado ya que aún para los habitantes del Reino Tierra es fácil perderse en un desierto pues no hay ninguna señal que te indique donde estas, no miras nada mas que arena y estos cambian constantemente así que uno no puede memorizar colinas o caminos. Pero esta vez me encontraba preparado, llevaba agua casi infinita gracias a mi invento así que no tuve problemas en pasar por el desierto.

El punto de mi viaje era solo salir al desierto probar mi invento y regresar pero tras haber probado mi invento no encontré el camino de regreso así que camine por horas hasta encontrar un tipo de bar a la mitad del desierto, sentí que fue un milagro encontrar el lugar porque así pediría indicaciones para volver a mi casa que esto de aventurarse a la vida salvaje es un fastidio. Entre al bar y en ese momento sentí que en vez de milagro fue una maldición llegar ahí pues allí se encontraban todo tipo de personas que se miraban bastante fuertes y problemáticas así que me senté en una mesa algo apartada de la barra donde se encontraban los que más problemáticos se miraban porque seguramente si preguntaba donde quedaba Ba Sing Se se burlarían de mí y de poco a poco la violencia iría apareciendo así que mejor esperaría a que se fueran y preguntaría ya que ni quería pelear ni mi orgullo me dejaba preguntar.

Unos minutos después de que yo hubiera llegado entro un chico corriendo y gritando, casi implorando, por agua que supongo es lo más común que pasa en este bar pues esta a mitad del desierto y muchas personas no tienen nada que beber y miran el paraíso en este lugar. El chico bebió como dos jarras de agua sin parar, parece ser que lleva algún tiempo sin tomar algo de agua pero esto hace que llame la atención y todos los que estaban en el bar se le quedaron viendo, parece ser buena persona pero eso cavara su tumba pues nadie aquí parece estar a gusto con él. El chico empezó a caminar a donde me encontraba y por más que desee que no se sentara conmigo pues me enrollaría en muchos problemas así lo hizo, estaba a punto de morir que fastidio.

-Eeeeh, claro.

Apelo a mi enorme sonrisa genial para evitar problemas de momento y arrojo una moneda a la barra para pagar mi agua. Vaya a ser que me golpeen por esto o algo... y pues no es mi intención. Busco una mesa lo más lejos posible y aunque estoy vestido como niño de clase baja de Ba Sing Se, tengo algo de dinero por mis trabajos eventuales... y por ser tan bueno en las apuestas. Aunque al encontrar la mesa, ya hay alguien ahí, pero pues... ya qué. Le pido permiso para sentarme pero sé que lo haré sin importarme que me lo niegue. Al menos acepta, aunque no está muy convencido. Le doy un golpe juguetón en un brazo.

- Vamos, chico, está bien si no quieres... pero yo soy alguien muy importante de los nómadas aire, Arashi Kaze, y te conviene estar en buenos términos con alguien tan genial y con un estatus tan alto como yo.

Río un poco y en cuanto pasa el mesero, lo detengo.

- ¿Quieres algo, chico llama?

Yo pido una cosa que traen porque en cuanto pregunto me dicen que es agua de coco y suena bien.

¿Que se cree este chico? esta actuando tan agrandado que ni yo veo hasta donde termina su ego. Sonrio burlonamente tras oír lo que me dice ya que no me importa nada si es alguien importante o no, si sigue comportandose de esa manera no me importara y le dare una paliza.

-Sabes, yo te veo como un crío que cree que es alguien importante... La verdad para mi y todos los que estamos aquí solo eres una persona más en este lugar, no importa si eres rey o un simple esclavo, todos te trataran igual.

No es que quisiera empezar una pelea pero si él sigue con esa actitud en este lugar no va a durar mucho. Paso un mesero cerca y este chico lo detiene y me pregunta si quiero algo... ¡Alto! ¿Chico llama? ¿Que demonios? ¿Como sabe que soy de la nación del fuego? Demonios si el resto de el lugar se entera seguro vendran a por mí todos los que estan en el bar. Le pateo debajo de la mesa para que disimule el hecho de que soy de ese lugar... parece que tendre una charla con él sobre como supo de mi identidad sin siquiera decirle.

-Si, creo que tomare lo mismo que tienes.

Pongo los ojos en blanco cuando el chico se molesta porque le digo que soy importante. Ni que fuera la gran cosa, se ve que es malo con las bromas y que el sarcasmo es un idioma extranjero para él.

- Cielos, no aguantas una broma... Bien bien, entonces sólo soy Arashi y ya. Y tú eres... ¿O no me lo dirás?

Me instalo y encojo una pierna en el asiento pero luego detengo al mesero y le pido algo de beber. Se me antoja lo que trae en la charola, así que pido lo mismo. Sólo que el chico llama me patea cuando aún ni siquiera se ha ido el mesero.

- ¡Au! Oye, si no quieres no y ya, no seas violento. Viva la paz. Se ve que hace falta predicación de monjes por aquí.

En cuanto nos dan las bebidas, miro extrañado al chico, que parece en verdad molesto porque le haya puesto un apodo. Ni que fuera la gran cosa. Ni que le hubiera dicho "chico fuego" y mira que quise, pero creo que pensarían que es de la Nación del Fuego.

- Está bien, no te diré apodos y ya. Es que tienes el cabello como rojizo... Tal vez sea la luz o no sé, pero si no quieres... no vuelvas a patearme, ni te hice nada. Creo que te queda mejor que "señor amargado".

Levanto el vaso y brindo.

- Por una eterna sonrisa para el señor amargado del desierto. ¡Salud!

El primer sorbo me basta para darle toda mi aprobación a esta bebida. Es increíblemente refrescante y perfumada, la amo.

- Cielos, esto está genial. ¿Y a qué te dedicas, señor?

A veces pienso, ¿habrá sido una buena idea salir de mi casa? La verdad no se cual sería la respuesta en este instante, el chico delante de mí parece ser del tipo de personas que no soporto pero algo de él no me molesta tanto como si fuera otra persona, bueno no importa, tarde o temprano se ira y nada de esto importara.

-Me llamo Akito y no creo que alguien aquí quiera recibir algo de los monjes.

Parece que le ha molestado la patada que le di... aah, que se aguante y ni que duro le hubiera pateado. El mesero trajo la bebida que pedí la cual era la misma que había pedido Arashi, no se ni por que pedí una bebida pero bueno nada me cuesta probarla. Levanta su vaso así que yo también lo hago.

-Por un cambio de personalidad para el señor problemático, salud.

Doy un sorbo a la bebida y me sorprende que esta sea muy buena, el bar pintaba como si fuera algo mediocre así que pensé que no serían tan buenas las bebidas pero bueno no juzgues a un libro por su portada. El monje me pregunta acerca de mi profesión y ya que no tengo nada que esconder de eso le contesto de forma natural.

-Pues soy un inventor del Reino Tierra, ¿y tu? ¿Eres un monje problemático?

Levanto una ceja pero ya que me dijo su nombre y que no es nada tolerante, haré un esfuerzo para no tratarlo como acostumbro. Va a costarme, pero supongo que no molestarlo activamente ya debe ser algo bastante bueno, no debería pedir más.

- Y no los culpo, son unos pesados horribles.

Me patea, pero al menos el mesero ya nos trajo las bebidas, a ver si se calma. Hago un brindis de broma, pero me lo contesta y le hago un saludo militar.

- Touché... empate hasta ahora.

Empiezo a beber y pienso que pese a todo, venir aquí no fue una completa pérdida de tiempo. Y viendo que aquí se juega Pai sho, tal vez hasta podría apostar y ganarme algo extra. No me vendría nada mal. Pregunto por la profesión del señor amargado y me sorprende demasiado.

- Wow, eso sí que no me lo esperaba. Pues sí, soy el monje más problemático de todos los nómadas aire. Hasta creo que me van a quitar el puesto de monje, pero para lo que me importa. Estoy hasta considerando no volver.

Dejo mi vaso sobre la mesa. Su profesión suena súper divertida.

- Así que inventor... ¿y qué inventas? De repente te respeto...

Parece que se ha molestado por mi actitud pero él es el que tiene la actitud anormal, las personas no son tan confiadas en estos días pero bueno parece que ha detenido ese impulso de actitud, a decir verdad ahora parece agradarme mucho más.

-Supongo que ha de ser horrible vivir bajo un reglamento estricto, yo vivo solo desde pequeño así que yo solo me pongo mis propias reglas.

Pongo una gran sonrisa, nunca me puse a pensar que tan bueno era hacer siempre lo que quería cuando quisiera, doy un sorbo a mi bebida mientras sigue hablando.

-¿Empate? ¿Ahora es una competencia para ver quien le pone el mejor apodo al otro? Oye te llamas Arashi, ¿cierto? Sabes al parecer no eres una persona tan molesta como pensé, hasta podríamos llegar a ser buenos amigos, podría hacer un par de bromas a los monjes contigo.

Reí y luego de contarle que soy inventor me sorprendió que le interesara tanto, no se por qué pero es como si todo el mundo se sorprendiera de conocer a un inventor, ¿será que no existimos muchos inventores? yo ni siquiera lo considero como un trabajo solo construyo y BUM nuevo invento, ni siquiera se si lo que hago lo hago por impulso.

-Pues invento de todo, hoy traje un invento para probarlo, por eso es que estoy aquí y ha sido todo un éxito.

Por lo visto, el que yo apoye que no deben querer aquí a los monjes me abre una pequeña puerta al mundo del chico llama. Tanto, que me dice que ha vivido solo desde chico.

- Eeehh, qué mal por mí. Tienes suerte... Pues yo vivo huyéndole a todos los monjes. Me adoptó Yuki Tsubasa... odio mi vida. Y siempre me regaña porque es un amargado y me echa la culpa de cosas que no son. Es un torpe.

Río divertido y niego. Hasta que por fin dejó de ser un amargado. Bebemos juntos y me froto un ojo cuando empieza a hablar y hasta recuerda mi nombre y todo... pero el final es increíble.

- ¡Claro que sí! Ya está, amigos por siempre. Cualquiera que quiera hacer bromas es mi amigo.

Le hago otro saludo militar y sigo bebiendo hasta que de nuevo me sorprende escuchar que es inventor. Me entra la curiosidad por ver su invento.

- ¿Y qué es lo que traes? ¿Me lo enseñas? Porque... me sorprende que haya gente que venga, hasta con el planeador este lugar es horriblemente caliente.

Río tras oír su historia pues mientras yo deseaba con toda mi alma a mi madre, él deseaba estar solo y que su padre adoptivo desapareciera. La vida te hace conocer personas que son totalmente distintas pero al mismo tiempo tan parecidas a ti porque aunque no tuviéramos los mismos ideales de los padres, Arashi parecía ser un chico moleston igual que yo.

-Pues yo siempre quise a mi madre de regreso así que es algo en lo que no creo estar de acuerdo contigo nunca, es decir nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde... solo digo, yo sé que es molesto que te digan que hacer pero tal vez deberías de darles la oportunidad a ellos de vez en cuando... así todos ganan ¿no crees?

Tras decir que seremos amigos por siempre río pues es un chico divertido y algo hiperactivo pero me agrada.

-Esta bien, siempre que quieras hacer una broma ya sabes que cuentas conmigo.

Saco mi invento y lo pongo en la mesa, no era un articulo pesado, era un cinturón con varios accesorios en él. Veo a los lados para ver que nadie se encuentre cerca de nosotros y nos pueda oír y luego en un tono bajo de voz le explico mi invento.

-Te presento mi invento aún sin nombre... es un artefacto que puede hacerte un avatar por un corto período de tiempo... maso menos ocho minutos si lo usas sin parar... bueno no es que vayas a tirar fuego, agua, aire y tierra por tu cuenta sino que los artefactos que tiene pueden hacer que parezca que usas los cuatro elementos.

Todo iba bien... hasta que el chico llama se toma por otro lado mi comentario sobre Yuki. Volteo hacia la barra pero en realidad no veo nada. Intento no molestarme porque molestarme con él no cambia las cosas. Luego bajo la vista y abrazo mi pierna encogida.

- Él no es mi padre verdadero... Y sí, sé lo que es querer algo que ya no tienes. Yuki me adoptó porque asesinaron a mi madre y a mi hermana.

Intento que ni siquiera esto que en realidad no es algo agradable para mí, opaque lo que está pasando. Porque alguien que quiere hacer bromas y al que no le agradan los monjes, tiene que ser mi amigo.

- Apenas estoy expandiendo mi territorio, normalmente las hago en el Templo Aire del Norte, porque es donde vivo. Pero pues me escapé y ahora estoy por aquí.

Pregunto por el invento y hasta dejo de tomar agua. Esto es mucho más importante y pego la cara al invento para verlo mejor. Es un artefacto muy curioso en verdad, pero no entiendo lo que es hasta que Akito me lo explica.

- ¿Me enseñas? Suena bastante genial, quiero verlo en acción.